lunes, 20 de julio de 2015

CAPÍTULO 8

Wiii!!!! Estoy totalmente en racha. Sí, chicos, Paula ha vuelto con ulnuevo capítulo. He decidido que cada semana uno nuevo, asi que aquí me tenéis! Este es un poco más corto, pero bueno, no me daba tiempo a más. Espero que lo disfrutéis y no olvidéis comentar!


CAPÍTULO 8



Coral pega patadas a una gran caja de cartón para que caiga el contenido. Mira hacia la izquierda y ve mi cara asombrada y llena de miedo. Agarro la mano de Moos y grito:

  -¿Qué haces? ¿Por qué no me consultaste lo que ibas a hacer?

  -Porque sabía que no eras capaz de pensar algo bueno, y como el Basurero es el vínculo más fuerte que tienes con Moos, había que destruirlo.

  -Esto es increíble -empiezo a gesticular con las manos -. No me creo que no confíes en mí.

  -Lo siento, de verdad. Lo recogeré todo y quedará como nuevo, ¿vale?

  -Está bien.

  Al final Coral lo recogió todo y quedó impecable (todo lo impecable que puede ser un montón de basura apilado). El día pasó rápido y ahora estoy aquí, sentada al lado de Keloo, hablando sobre lo que pasó ayer.

  -No le dijiste nada a nadie, ¿a que no? -le digo esperando que así sea.

  -No lo sabe nadie. Te lo prometí, Willow, deberías confiar más en mí.

  -Apenas te conozco -le digo mirándole con una sonrisa en la cara.

  -Pero yo a ti sí te conozco.

  La sonrisa desaparece y le miro intrigada.

  -¿A qué te refieres?

  -Sé que tus padres han muerto.

  Pum. El corazón me golpea el pecho al oir nombrar a mis padres. Me da vueltas la cabeza y no entiendo lo que quiere decirme con esto.

  -Salió en la televisión ayer por la tarde. Lo vio todo el mundo.

  -No sé si me he explicado bien -dice acercándose a mí y juntando las manos -. Yo sabía que esa fábrica iba a estallar antes de que lo hiciera. Yo sabía que muchas personas iban a estar ahí dentro, incluidos tus padres. -separa su cuerpo del mío para ver mi reacción.

  -Eso no es posible. A menos que... seas un espía... -susurro. Empiezo a encajar piezas y es la respuesta más lógica que se me ocurre. -¡Un maldito espía del Capitolio!

  Dirijo mi puño hacia su cara y le doy en toda la mejilla. Mientras que él se agarra con dolor la parte dañada, aprovecho para tirarle al suelo y ponerme encima suyo. Keloo consigue cambiar posiciones y me deja inmovilizada.

  -No soy lo que crees -jadea, seguro.

  Me vuelvo a agitar intentando quitármelo de encima.

  -No vengo del Capitolio. Solo intento ayudarte.

  -¡Mentiroso, te odio!

  Lo único que pienso es en la muerte. Me convertirán en avox, me dejarán morir de hambre o me torturarán con extrañas máquinas.

  -Sí, somos espías, pero de otra organización. No tengo nada que ver con el Capitolio.

  -¿Somos? -pregunto.

  -Yo y unos cuantos más. Panda, Leevy, Ebbry y Noir -me suelta y se sienta, preparado por si vuelvo a intentar golpearle -. Pretendemos derrocar al Capitolio.

  -Eso lo intentamos todos los distritos.

  -Ya, pero nosotros vamos directos a la sede de control.

  -¿Qué es eso?

  -La mansión presidencial. Ya tenemos instalada a Ebbry como secretaria de la presidenta, un cargo muy importante.

  No sé si debería creer todo lo que Keloo me dice, ya que hace un minuto pensaba que era del Capitolio, pero soy demasiado confiada y creo que dice la verdad.

  -¿Por qué me cuentas esto?

  -Porque te necesitamos, Willow. Tienes que venir con nosotros y ayudarnos.

  La cabeza vuelve a darme vueltas y pienso que, si no tuviera a Evinniss y Cumma para cuidarlos, me iría con Keloo. Aunque necesito más detalles.

  -¿Por qué a mí?

  -Eres la única que puede sernos útil. Tu cerebro es increíble, y has podido entrar en un recinto cerrado (la playa), sin que te vea un agente de la paz.

  -Pero... es que yo... -empiezo, pero no me salen las palabras.

  -Al menos piénsatelo, ¿vale?

  -Un momento -digo, parándole -. ¿Quiénes eran los de la organización?

  -Noir, Leevy, Pand...

  -¡Leevy! -grito -¡Reconozco ese nombre, va al colegio!

  -Hay muchos Leevys en el mundo, preciosa.

  -No, no, tiene que ser él. Vamos a su casa a ver si lo reconoces.

  Me pongo en pie y le agarro del brazo, tirando de la manga de su camisa para que se mueva.

  -Willow, de verdad que no. No puede ser él, está en el Distrito 4.

  -No tienes nada que perder.

  -Está bien -dice en tono resignado.

  Keloo termina de levantarse y me sigue a paso rápido. Si es cierto todo este rollo de los espías, espero comprobarlo con Leevy. Voy la primera para indicar el camino, y él detrás mío va silbando.

  -Oye, ¿si es verdad que es el Leevy que buscamos, cómo es que estás tu aquí? Podría haberme dicho el Gran Mensaje él, ¿no crees?

  -No. Ya te he dicho que es imposible que sea él. Está en el 4.

  Puede que haya muchas personas llamadas Leevy en el mundo, pero hay nombres muy originales, y a la gente no le gusta copiarse. Seguramente haya mantenido una identidad secreta ante mí como un completo imbécil, para después ser el héroe de Panem con otros cuatro tipos.

  Cruzo una calle y giro a la derecha. Me dirijo hacia la puerta y llamo. Alguien contesta desde dentro: "¡Ya voy!". Se oyen pisadas fuertes bajando de unas escaleras y cinco cerrojos moverse al otro lado de la puerta. Abre el propio Leevy, y en vez de mirarme a mí, centra su mirada en Keloo.

  -Hola -empiezo -, Leevy, este es Keloo.

  -Encantado -dice sin mucho entusiasmo.

  Leevy mira inquisidoramente a mi compañero abriendo y cerrando mucho los ojos. Keloo se acerca a mi oído y susurra:

  -Es él. Oh, mierda, es él.

  -¿Hay algún problema? -pregunto, apartándolo de la puerta.

  -¡Claro que sí! Mira, se suponía que estaba muerto, pero te dije que estaba en el Distrito 4 para que no te enteraras. Llevamos sin contactar con él desde hace dos años.

  -¿Y por qué me has dicho que es de la organización?

  -Porque para nosotros estaba desaparecido, no muerto del todo. Hasta que no se confirmara lo contrario, estaba desaparecido.

  -Pues lleva en el colegio conmigo desde hace dos años.

  Keloo se acerca a la puerta y agarra a Leevy de la camiseta. Lo arrastra hasta fuera y lo tira al suelo.

  -¿Qué se supone que has hecho estos años, eh? Absolutamente nada. No ha habido ni un solo día en el que Ebbry no haya llorado por ti, y tú aquí, dejando que el Capitolio se hiciera cada vez más y más fuerte. ¡Ingrato, traidor! -grita Keloo. Da una patada a la espalda de Leevy, y este, chilla y se retuerce. Después otra, y otra. -¡Desagradecido! ¡Te he dado lo mejor y lo has malgastado! ¡Eres un...!

  -¡Basta! -grito, y me abalanzo sobre Keloo para parar la pierna que no deja de patear a Leevy -¡Basta ya! Te estás comportando como un animal.

  Keloo jadea y se queda quieto, mirando con odio al pobre Leevy, que acaba de escupir sangre en la hierba.

  -Vale -empiezo, con voz tranquilizante -. Se acabaron las peleas. Los dos vais a volver a vuestro lugar secreto, o lo que sea, y a mí me vais a dejar en paz. No pienso ser una espía y dejar aquí a mis hermanos.

  -Willow, por favor, te necesitamos -dice Keloo.

  -¿Qué está pasando? -pregunta Leevy.

  -¡Cállate, imbécil! -le grita Keloo.

  -Sin peleas, ¿os acordáis? -replico. -Tengo que irme, lo siento.

  Esta vez Keloo no me sigue, ni me pide que me quede. Tan solo mira al suelo mientras que yo me alejo hacia mi casa.

  -Hola Willow -dice Cumma en cuanto entro -, te estábamos esperando.

  -¿Ah, sí? ¿Para qué?

  -Es que nuestro charlajo Carbón ya ha vuelto.

CAPÍTULO 7

¡¡HOLAA!! Buff, estoy emocionadídima porque creo que es el capítulo más largo que he escrito en mi vida, así que me siento súper orgullosa. También decirles a Shiinna, Nacho y Paula yuna que no me he olvidado de sus premios, pero es que los tengo empezados desde el móvil y no sé cómo nominar a otros blogs para que cuando alguien pinche en el nombre, llegue directamente al blog indicado. Si cualquiera sabe cómo hacerlo desde el móvil, os lo agradecería muchísimo.

Lo siento también mucho por tardar pero no es porque yo no quiera subir capítulo, es porque se me ha estropeado la bateria y he tenido que comprar una nueva.

Sin más dilación:

CAPÍTULO 7


  En cuanto Cumma se da cuenta de quiénes son las personas que lee dificultosamente, se pone a llorar. Lo cojo entre mis brazos y calmo sus hipidos y lágrimas descontroladas. Las mejillas me arden e intento no llorar, pero impidiendo las lágrimas, solo consigo que suban a más. Abrazo más fuerte el pequeño cuerpo de Cumma. No puedo entender cómo ha surgido un fallo en la central; tengo el ligero presentimiento de que todo ha sido culpa del Capitolio. Siempre es su culpa.
  Mis padres están muertos.
  ¿Y qué hago yo ahora? Tengo a Cumma, un niño de seis años con problemas psicológicos, y ahora más que nunca. Tendrá su infancia llena de recuerdos horribles, y madurará demasiado rápido. Igual que yo... Pero seguramente no recordará mucho de esta tragedia cuando sea mayor, lo sé. Pero la realidad es que ahora solo estoy yo. Mis hermanos dependen únicamente de mí. No sé cómo conseguir comida, ropa, algo de dinero... Y menos ahora con la guerra. Sólo conseguiré que metan a Evinniss y Cumma en un orfanato con agentes de la paz.
  Me seco las lágrimas de la cara con la manga de la chaqueta y me siento al lado de Evinniss, con Cumma todavía agarrado a mí. Abrazo a los dos y ellos me abrazan a mí, como si nuestra única salida fuera esa. Permanecemos varios minutos en esa posición, y después, me levanto.

  -Tenemos que hacer algo -digo muy seria -. No nos llevarán a un orfanato. Vamos a resistir.

  -¿Y cómo pretendes hacerlo, estúpida? -pregunta Evinniss, no con su carácter egocéntrico e irónico, pero sí con hipidos, lo que me da algo de pena.

  -Necesitamos ayuda de algún tipo. No conocemos gente rica del distrito (y menos del Capitolio), así que mientras pensamos en algo, la comida deberemos reservarla y que no se agote. Podemos pedir alguna cosa a nuestros amigos.

  -Vale -dice Evinniss poniéndose en pie -. ¿Entonces no hay plan? ¿Moriremos de hambre, nos llevarán al orfanato?

  -Yo no he dicho eso.

  -Tus palabras lo dicen todo. La comida escasea, no hay dinero. ¿Cómo pagaremos el colegio?

  Me rindo. Ya no sé qué decir. Me ha pillado con el dinero. Mis padres conseguían lo justo y necesario para vivir.

  -No..., no lo sé.

  Evinniss me mira y sacude los brazos.

  -Perfecto. Estamos destinados a morir porque no tienes nada dentro de la cabeza.

  -¿Y por qué no piensas tú algo? ¿Por qué me dejas a mí todo el marrón? -grito acercándome a él y poniendo un dedo en su pecho. -¿Si tan imbécil soy por qué no nos dices qué haremos ahora? ¿Eh?

  Se queda muy recto, supongo que asimilando todo. En vez de responder, da media vuelta y se mete en su cuarto. Me quedo de pie, pensando en lo mal que se comporta Evinniss conmigo, porque sabe que soy más lista que él.

  -¿Qué vamos a hacer? -pregunta Cumma tímidamente.

  Le miro y veo que está un poco asustado, puede que por los gritos que hemos pegado.

  -Mira, -empiezo, sentándome a su lado -va a ser un poco difícil seguir adelante sin papá y mamá, pero juntos podremos, ¿vale?

  Él asiente con la cabeza.

  -Muy bien -hago una pausa -. No le puedes contar a nadie que papá y mamá se han ido... porque podrían pasarnos cosas muy malas. Será un secreto solo de nosotros tres.

  -Vale.

  Lo beso en la cabeza y lo acerco hacia mí. Le abrazo y apoyo la barbilla en su pelo.

  -Todo saldrá bien...

  Me muerdo el labio inferior y dejo mi mirada puesta sobre un cuadro azul. Un paisaje con nieve azulada, brillando bajo una luna plateada. Hay varios pinos desperdigados por lo lejos, con pequeños trozos de cristal y nieve reflejando luz de diamantes preciosos. Las estrellas brillan y parpadean; parece que se mueven con cada toque de rayo lunar. Y detrás de los pinos, unas montañas se encuentran con las estrellas, conversando sobre nevadas y otras delicias invernales.
I
  El cuadro parece estar en movimiento todo el tiempo, consiguiendo hipnotizarme. Lo pintó mi madre cuando Evinniss y yo teníamos apenas dos años, creo que en el Distrito 10, porque allí es muy frecuente las nevadas en invierno. Pensar en mi madre hace que llore en silencio, pensando en todas las veces que no le dije que la quería. Que la quería un montón. Pero ya es tarde.

  Suelto a Cumma y me meto en mi cuarto, en la cama. Sigo llorando hasta que me calmo poco a poco, y me duermo...

          *               *               *

  Me despierto tranquila, pensando en un buen día, pero toda la felicidad se desvanece cuando la imagen de mis padres me viene a la cabeza. Empiezo como siempre, solo que ya no sé que mis padres están trabajando, ahora me miran y me dicen: <Levántate>. Lo hago y me visto. En la cocina veo a Evinniss darle un bollito industrial a Cumma. Solo puede desayunar eso, se acabará la comida...

  -Hoy llevo yo al pequeño -digo mirando a Evinniss.

  -Vale -contesta en tono muy seco, sin ni siquiera mirarme.

  Cojo a Cumma de la mano y lo saco fuera. Vamos andando hasta la parada del autobús. Esperamos unos minutos, y cuando llega, me meto en la parte izquierda del principio, con mi hermano a mi lado. Coral me mira asombrada, desde el otro lado. Veo de reojo que pretende decirme algo, pero se encoge de hombros y mira por el cristal. Respiro, aliviada de que no tenga que explicarle nada.

  El trayecto se me hace corto; me paso todo el tiempo con la cabeza apoyada en el respaldo y con los ojos cerrados. Mi mano acaricia el pelo rizado de Cumma. Cuando dejo de oír el traqueteo, abro los ojos y me levanto. Llevo a Cumma a su clase y después me voy a la mía.

  Paso casi todo el tiempo pensando en mis cosas, sentada en la dura superficie de madera de mi silla. Ni Coral ni Enddria pretenden acercarse a mí para decirme algo. Con mi expresión les he dejado bien claro que no me apetece hablar. Recreo. Salgo corriendo hacia las escaleras para que no me siga nadie, y entro en la pequeña puerta que da al Basurero. Paso entre papeles y cartón, esquivo una huevera de plástico rota y vacía, aplasto con la mano una manzana pocha. Sacudo el brazo entero y me limpio en las paredes de suciedad y basura. Cuando me estaciono en la parte en la que Moos y yo nos sentamos, me mantengo callada. Me abrazo las rodillas y oigo un crujido. Más bien un papel arrugarse. Me habrá seguifo Coral, seguro, porque no puede verme triste sin hablarme. Pero a quien veo es completamente distinto, su pelo rubio aparece detrás de una columna y lo reconozco de inmediato.

  -Hola. Sabía que estarías aquí -comenta.

  -Cállate, Moos.

  -No me voy a ir hasta que escuches lo que pasó ayer.

  -No quiero que hables conmigo porque sé lo que sucedió. Después de decirte que no quería nada contigo me besaste. ¡Me besaste, Moos! No tienes ni idea de lo humillada y enfadada que me sentí.

  -Fue Leevy.

  -¿Qué? -pregunto, confundida.

  -Él me dijo que lo hiciera. Que así te conquistaría.

  Me quedo unos segundos sin decir nada, mirándome los pies.

  -Sigo sin perdonarte. ¿Por qué le hiciste caso al imbécil de Leevy? Te creía más inteligente...

  -Mira, de verdad que lo siento. No debí hacerle caso. Perdóname.

  Lo dice bastante arrepentido, con mucha pena en sus palabras. Ahora lo entiendo todo.

  -Te gusto.
 
  -Sí -responde, mirándome.

  -De verdad.

  -Sí.

  -Vaya... -miro sus ojos azules -Te perdono. Ven aquí.

  Le cojo un brazo y lo acerco a mí. Le abrazo fuerte, y ya estoy deseando contarle todo lo que pasó ayer por la tarde. Él me abraza también y coloca su barbilla en mi hombro.

  -Gracias, gracias. Lo siento mucho, Willow. Gracias.

  De repente una pared de basura a siete metros de mí empieza a balancearse suavemente, para terminar cayendo. Moos y yo miramos estupefactos todo tirado por los suelos (y no es que antes no estaba así de asqueroso). Las demás columnas van haciendo lo mismo que la primera, caen todas.

  -¿Qué está pasando? -pregunta Moos.
 
 A modo de respuesta, Coral aparece en la entrada del Basurero. Se me había olvidado que íbamos a vengarnos.

CAPÍTULO 6

Hola tributos!! Qué tal vuestro día? Espero que muy bien. Este capítulo es más bien corto, pero como el anterior fue el más largo que escribí, lo compensa. Disfrutadlo.
Muchos besos ♡

CAPÍTULO 6:




  Ojos marrones, pelo dorado. Keloo tiene sus facciones bien definidas, se podría decir que lo han creado los ángeles. Escala como un mono yendo a por su plátano en el gran árbol con raíces ensortijadas. No es de este distrito, es del 13, encargado de la industria nuclear y minería de grafito. Huyó porque sus padres y su hermano murieron en una explosión nuclear provocada por el Capitolio a medio distrito.
  El 13 es el que se está llevando lo peor de esta guerra. La culpa es de sus soldados; la semana pasada llegaron a las calles de alrededor de la mansión presidencial con un prototipo de aerodeslizador, y lanzaron bombas, matando a decenas de personas. Los agentes de la paz capturan a todos los soldados posibles y hacen una tortura pública y televisada para cada uno de los capturados.
  La primera tortura es la peor de todas, para mí. Los soldados capturados son atados a camillas blancas. Los cirujanos de la presidenta cortan y mutilan sus lenguas, para que no vuelvan a hablar jamás. Después, los convierten en esclavos mudos para la gente rica del Capitolio, llamados avox. ¿Se puede ser más cruel? Piensan que es una manera de controlarnos y tenernos a raya en todo momento. Pero claro, tengo 14 años y no es que entienda mucho de política.
  La segunda tortura es emocional. Es poco habitual, conocida como secuestro. Consiste en usar veneno de rastrevíspula para crear confusión mental, no distinguir lo real de lo falso. Los recuerdos de sacan, se alteran y se vuelven a guardar en su cerebro. En otras palabras, llenan los recuerdos más preciados de miedo y duda, para luego enviarles de vuelta con sus familias siendo una persona completamente distinta. Es difícil de arreglar, pero creo que ha habido un par de casos en los que se han curado.
  Y por último, la tercera tortura es la mejor de todas, la que todos desearían si les atrapara el Capitolio: la muerte. El método más rápido y menos doloroso. Me despedí de Keloo y le volví a pedir que jurara q no le contaría a nadie de mi existencia. Él lo prometió por su madre muerta. Ahora voy caminando por la calle en la q está mi casa.
  Abro la puerta y me encuentro a Evinniss en la cocina cubierto de pienso del pájaro de pies a cabeza.
  -¿Te pasa algo en el cerebro? -le grito.
  -No, ¿por qué?
  -¿Tú qué crees?
  -Ya vienes cabreada, ¿otro chico te ha rechazado?
  -Para empezar, ningún chico me ha rechazado, y no lo he pedido a nadie que salga conmigo. Y no estoy cabreada.
  -Entonces tiene que ser otra cosa...
  -Cállate ya, Evinniss.
  Me fijo mejor en la ropa de Evinniss y en el suelo. Todo lleno de pienso. ¿Qué se supone que han hecho estos chicos?
  -¡Cumma, ven aquí ahora mismo!
  El niño aparece por el salón, con el bote de la comida del charlajo en la mano.
  -Explícame qué ha pasado aquí.
  -Pues... que como Carbón se ha ido, he pensado que no íbamos a utilizar más la comida, así que Evinniss y yo hemos hecho una guerra de pienso en la cocina.
  -Vale -digo, pensando -. Pero igualmente vais a tener que recoger todo este desorden. Ahora mismo.
  Ellos me hacen caso (incluso Evinniss), cogen una escoba con pelos deshilachados y barren todos los granitos. Subo a mi cuarto y dedico el tiempo libre que me queda a estudiar y a idear una venganza para Moos. Tiene que ser algo bueno, algo que le sorprenda. No soy buena en estas cosas, nunca me había pasado algo así. Creo que le dejaré el trabajo sucio de pensar a Coral.
  De repente la televisión empieza a sonar en el salón. Parece ser una retransmisión de última hora. Al pasar por la cocina veo que está todo limpio. <Perfecto>, pienso. Llego al saloncito y mis hermanos están sentado en el sofá viendo en la tele lo que parece ser un bombardeo a una fábrica. Oigo sonidos explosivos fuera de la casa, y es cuando me doy cuenta de que la televisión está en directo aquí, en el Distrito 5. Vuelvo la vista a la pantalla y veo humo, fuego y personas chamuscadas intentando salir del desastre. El comentarista dice que se ha provocado por un cortocircuito que había pillado desprevenida a todas las personas que hay allí.
  Lo siguiente que veo es una larga lista de nombres en orden alfabético pasando rápidamente delante de mi vista. Consigo leer algo: Hazel Robins, Emily Fonna, Ryan Ezol...